Corazón de un vagabundo.

Estábamos viendo el mar, mis amigos y yo, cuando de pronto un tipo joven, haraposo y sucio se acerca a nosotros, yo, como muchos con ciertos y, hasta muchas veces, entendibles prejuicios (gracias a nuestra triste realidad), cogí mi cámara rápidamente, con desconfianza. Él, comenzó su discurso saludándonos y preguntando nuestros nombres, cada uno iba respondiendo tímidamente.
Luego de indagar los nombres, nos pidió un momento para que él pueda contarnos "su historia". Él no era peruano, cualquiera, hasta nosotros, pudo haber pensado que aquél joven era un borracho o ladrón de por aquí, pero no, éste era un vagabundo, aunque no cualquier vagabundo. Terminó siendo especial cuando concluyó su conversación con nosotros, al menos para mi.

Dentro de lo que recuerdo de su discurso, él nos contaba acerca de su enfermedad, padecía de cáncer. Su familia murió asesinada por la guerrilla colombiana y él se quedó solo. Un día lo tuvo todo, pero en un abrir y cerrar de ojos, lo perdió, solo se tenía así mismo y su enfermedad.
Su interés era dar a conocer su experiencia recorriendo diferentes países, contando no solo su historia, sino también llevando un mensaje de aliento y amor a quien se encuentre.

Cierto o no, su experiencia a mí me ayudó. "Ver a las personas con el corazón" hizo que yo reflexione acerca de mis prejuicios. "Amar a los míos en todo momento" me hizo reaccionar y recordar lo corta que es la vida.
Cuando él terminó de hablar, yo iba soltando unas lágrimas, me sentía conmovido, pero a la vez alegre. Luego me sentí algo avergonzado por aquellas lágrimas.

En fin, le di las gracias formales que se pueden dar en cualquier circunstancia, pero nunca le di las gracias por lo que hicieron sus palabras en mi. El corazón de un vagabundo me contagió paz, me alegró, movió mi confianza, hizo aumentar mi fe y hasta algunas lágrimas me sacó.
Mis amigos se percataron de mi rostro (al parecer, también motivados por las palabras de este tipo) y me abrazaron, luego sonreímos juntos. Quise tomar una foto a aquel hombre del que no recuerdo su nombre, pero no me atreví. Tal vez si regrese algún día lo encuentre, no lo sé.

Espero algún día volver a ver a este tipo y darle las gracias, quizá hasta nos tomemos alguna foto juntos, pueda ayudarlo en lo que esté a mi alcance y esta vez él no desaparezca tan repentinamente como aquella vez.

Pd. Luego de este encuentro tomé la foto que está en el post "El dulce sabor de una reconciliación." y también la siguiente foto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario