Todo pasa por algo.

Estos últimos días anduve de viaje, regresé a Huancayo, es por eso que no he posteado en días.

Mi nueva visita a esta ciudad fue aún más genial, pude recorrer más lugares, admirar su belleza, compartir la alegría de toda una familia, respirar nuevos aires y fotografiar, claro.

Antes de fotografiar tenía muchas expectativas, quería tomar muchas fotos y que todas éstas fueran geniales. No fue así. Tomaba algunas, las veía y me desanimaba, pero seguía aún intentando con lo mismo. Luego descubrí que no podía forzarlo, no podía forzarme. Así que esperé, pero también busqué otros momentos y poco a poco iban apareciendo momentos sumamente especiales donde pude capturarlos tal y como lo deseé.

Todo pasa por algo. Íbamos por la carretera, pasando pueblo por pueblo en el carro de Lalo (Mi amigo), él no tenía licencia de conducir (aún no tiene), y estábamos algo presurosos por regresar a la ciudad central. Todo el tiempo siempre estuvimos vigilantes de que no hayan policías de carreteras haciendo sus famosas 'batidas'. Mientras íbamos en camino a Huancayo, vimos a lo lejos una camioneta policial, nos detuvimos y esperamos en un esquina, al final de un pueblo muy pequeño. No perdí tiempo y bajé a tomar fotografías. Tomé varias y regresé al auto, Lalo aún andaba preocupado, así que dijo que iríamos por otro camino, pero éste sería aún más largo. Retrocedió con sigilo y arrancó rápidamente por si se presentaba alguna persecución. Mientras estábamos de camino, levanté la cabeza y de pronto observé un inmenso arcoiris, no podía creerlo, no era de esos arcoiris tan simples que se ven después de tanto en Lima, me emocioné cual niño y anduve inquieto buena parte del camino de regreso para verlo. Entonces, le dije que bajemos un momento en la carretera (cerca a Santa Rosa de Ocopa)y solamente puedo decir esto: ¡Fue espectacular!

Todo se dio de la mejor manera, fue una experiencia que jamás olvidaré, aún recuerdo la lluvia del momento, el viento tan fresco, la luz del sol, los colores del cielo y la emoción de nuestra huida. No forcé nada, no maquiné nada, solo esperé el momento, me motivé, actué y por último...viví. Todo pasa por algo.







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